La rígida educación religiosa que recibió André Gide es la expresión inicial de ese propósito, una reivindicación de la independencia personal frente a toda disciplina moral derivada de una tradición ajena al individuo, una invitación al goce de la belleza y del instante preciso, al disfrute de la voluptuosidad y del placer ocasional. El volumen se complementa luminosamente con “Los nuevos alimentos” (1935), continuación y ruptura a la vez, gestadas en un lapso de casi cuarenta años, de la primera obra.
No comments:
Post a Comment
Note: Only a member of this blog may post a comment.